domingo, 14 de octubre de 2007

Héroes para siempre

Crónica publicada el día 11/10/2007 en El Periódico de Aragón


Más de 40.000 personas asistieron al último ´partido´ de los zaragozanos ´en casa´.

RUBÉN RUIZ. Zaragoza.- Héroes de nuevo. Los zaragozanos volvieron a llenar la Romareda de fans de toda España que no quisieron perderse su despedida en casa. Superados los problemillas de sonido de la primera cita, Héroes del Silencio volvieron a demostrar que pueden ser profetas en su tierra. A Bunbury no se le notaron sus problemas de garganta (salvo porque tras una hora pidió cinco minutos de descanso), pero el público estaba dispuesto a darle todo lo que sus ídolos les pidieran.

El repertorio del segundo concierto fue prácticamente el mismo salvo pequeñas variaciones, aunque sí se vieron algunos guiños de Bunbury a su público (una camiseta que ponía Zaragoza) y del cantante con sus compañeros (Juan Valdivia se mantuvo en un lado del escenario casi todo el concierto). Pero al público la relación entre ellos da igual, lo importante es que vieron el regreso de Héroes a los escenarios. De hecho, tras cada canción les recordaban al grito de "Héroes, héroes".

Esta vez comenzaron puntuales con Song the siren. Le siguió El estanque y Deshacer el mundo, y las primeras palabras de Bunbury: "Zaragoza, muy buenas noches, vamos a nadar ´Mar adentro´", y con él, las 40.000 gargantas. Le siguieron La carta, Agosto (primera sorpresa) y Sirena varada. Bunbury habló bastante con el público. "Qué necesitan para sentirse mejor, qué le pedirían a la Virgen, al alcalde o a quién tuviera poder?", Sonó Opio.

"Muchas gracias por estar aquí en esta celebración de 20 años, después de tanto tiempo sin tocar juntos y volver a nuestra tierra y estar en la Romareda durante dos noches", dijo Bunbury antes de presentar a Pedro, Joaquín, Gonzalo Valdivia y por último y para el que pidió el aplauso, Juan Valdivia.

A ritmo de la armónica sonó La herida, Fuente esperanza (otra sorpresa). Tras el descanso, Apuesta por el rock and roll, Con nombre de guerra, No más lágrimas, Nuestros nombres, El mar no cesa, Entre dos tierras, Maldito duende, Iberia sumergida y otra vez el delirio con Avalancha, Oración, tumbas de sal, La chispa adecuada (solo iluminados con los mecheros). En los bises, Tesoro, momento en el que una de las hijas de Cardiel subió al escenario para besar a su padre y a Bunbury. Para cerrar, las Malas intenciones y En brazos de la fiebre.

Los fuegos artificiales pusieron fin a dos horas y media de espectáculo total, con un sonido magnífico, mucha puesta en escena y gritos de "de la Romareda, no nos moverán". Siempre quedará Sevilla, Valencia, los recuerdos... Como dijo Bunbury, "gracias por hacernos tan grandes". Gracias, héroes.

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