sábado, 29 de septiembre de 2007

Fábrica de sueños heroicos en Los Ángeles

Crónica publicada el día 30/09/2007 en Heraldo de Aragón


PABLO FERRER. Los Ángeles.- Pues Los Ángeles hirvió anoche, y eso que hacía una noche fresquilla -por suerte- en el Home Depot Center que comparten futboleramente Chivas USA y Los Ángeles Galaxy. Ayer no había porterías ni árbitro: que el partido estuviera ganado de antemano no restó emoción a la goleada. El cuarto concierto de la gira arrancó como los otros y terminó como los otros... pero la emoción que hubo en medio tuvo matices especiales. Vamos, que el gozo y alborozo se desbordaba. A saco.

Gonzalo andaba con una Les Paul nueva, adquirida por la mañana en Guitar Center. Si los zapatos tuviesen las cuerdas tensadas e hicieran música, ese dato me habría facilitado una buena -aunque algo tópica- metáfora. Mejor será decir que se le vio disfrutar como a un crío con guitarra nueva. Disfrute... eso mismo transmitieron los demás en escena. La energía que manaba del público era indescriptible -ahí tengo un nuevo problema, ya qe trato de describirla- e incesante. Vamos, que parar, ni para respirar. El sonido, impecable, ayudó... y eso que un ratico antes de empezar, al genial Chinas le movieron el suelo y la paciencia con ciertas prohibiciones y requisitos de tinte "burrocrático" -la doble r no es un error tipográfico- que solucionó con mano izquierda el trío OCESA-Double Check-Rock & Chicken.

A riesgo de repetirme, y dado que hay gente que sigue cogiendo el rábano argumental por las hojas, esto de las lisonjas al concierto angelino no quiere decir que los anteriores fueran más flojos. Ni siquiera el accidentado recital argentino: Joaquín, Gonzalo y Pedro, por ejemplo, manifestaron públicamente su molestia por haber dejado esa manchita en el hstorial de la gira por causas ajenas al grupo... que, yo añado, tienen una intrahistoria triste de envidietas y cicaterías, que es mejor olvidar cuanto antes. La aventura avanza y los cinco protagonistas andan como relojes suizo-monegrinos, lo cual debe traducirse en actuaciones cada vez mejores, pero ninguno se corta en comentar lo bien que se lo pasaron en Guatemala, Buenos Aires y Monterrey.

Sombrerazo y reverencia para el público de Los Ángeles. Antes del recital yo andaba escéptico con la respuesta, por la lejanía del lugar de la fiesta a las poblaciones contiguas y el desubique que causa el tamaño de la vida en Los Ángeles. Pues... mea culpa, me desdigo de mis prejuicios. Carne de gallina generalizada en los antebrazos, con el habitual bosque de teléfonos móviles en "La chispa adecuada", las llamas desafiantes de "Avalancha", el camino "catwalk" de Juan con los primeros acordes de "Entre dos tierras"... me preguntáis muchos si no me canso de ver el mismo show. La respuesta es simple: nunca es el mismo show. Además, ayer compartí mi rato en el foso heroico con Lizbeth Santos, una actriz dominicana que se abre paso en Los Ángeles y que es más bonita aún por dentro que por fuera (que es mucho decir). Ahí la veis, disfrutando con el desempeño de Enrique, que volvió a estar arrollador en escena.

México DF, allá vamos, aunque previamente nos toca un ensayo a 30 voces de "Welcome to Tijuana", y un avión allá para la capital, de noche cerrada ya en España. Zaragoza también está más cerca, hala. ¡Salud!

Etiquetas: