martes, 30 de octubre de 2007

Demasiado silencio para unos 'Héroes'

Crónica publicada el día 30/10/2007 en El Diario Montañés


La gira del grupo liderado por Enrique Bunbury terminó con un balance histórico

ÁLVARO MACHÍN.- Todo arde si le aplicas la chispa adecuada... Es cierto y ellos lo saben. Y no porque lo grite su vocalista en uno de sus refugios de intimidad. Es más bien porque lo aplican a la rutina del escenario. Los Héroes del Silencio regresaron al concierto imposible, a la improbable gira del último milenio, al sonido de siempre que ya nadie esperaba. Héroes ha vuelto, aunque con fecha de caducidad y cada una de sus comparecencias se vivió como si fuera la última. Puede ser. Siempre jugaron con la magia del misterio. Siempre estuvieron entre dos tierras.

Su anhelado 'Tour' vivió su punto álgido en la ciudad que les conoce mejor que nadie. Por todas las esquinas de la urbe aragonesa hay resquicios de Héroes y desde los rincones más oscuros llegaron riadas de enloquecidos lejos de la adolescencia al estadio de La Romareda. El resultado, un lleno absoluto. Una avalancha. Cuesta creer que un grupo español aún sea capaz de congregar a tantos que paguen tanto y que sientan tantas emociones.

El repaso técnico dirá que el sonido fue intenso, que el escenario es grandioso y que el montaje se acopla a una puesta en escena dura, potente, firme y contundente. Tanto como sus guitarras, como los gritos desgarradores de Bunbury o como el negro color de su segunda piel. Hay detalles para los entendidos: una evidente distancia personal entre sus miembros, una despedida sin el calor del adiós de un grupo de amistades Poco importa. No se quieren, pero saben trabajar juntos, como los buenos profesionales. Hay conciertos en los que sobra el cariño y falta la música. Hay citas en las que los discursos se anteponen a las canciones. No es el caso. En las dos horas y media de recital hay pocas mentiras. Las canciones que todos quieren oír tal y como desean oirlas. Sin demasiados arreglos, sin improvisaciones que a veces hacen gracia y otras se pasan de graciosas.

Son ellos y eso es lo que importa, con su rizoso héroe de leyenda al frente. Ése que, como los mitos, despierta odios y pasiones en el público y en el escenario. Son ellos, con la guitarra humeante. Son ellos, con su misterio, con su estridencia, con su apuesta pugilística al borde del KO. Con un silencio que ya era demasiado extenso.

Son ellos. Con llenos absolutos en Sevilla y Valencia. No han perdido su maldito duende. Son ellos. Son los Héroes.

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