domingo, 28 de octubre de 2007

Sonrisas y lágrimas para un ¿final? de película

Crónica publicada el día 28/10/2007 en Heraldo de Aragón


Alegría desbordada y tristeza sin consuelo alternaron en la despedida del grupo, que se tomó su último concierto como una auténtica fiesta.

PABLO FERRER.- Pues era la última vez y sí, se notó. Quedó claro en las 27 canciones -dos más de lo habitual en la gira- repartidas en tres segmentos principales y tres bises. Y en la luna que abría la boca, claro. Testiga muda y luminosa de otra noche de apoteosis, de conjuro antilluvia, de emociones desatadas. Enrique Bunbury brindó esta noche el homenaje verbal a Mauricio Aznar antes de tocar "Apuesta por el rock'n'roll". No se le olvidó sonreír sobre el escenario en la que en teoría es la última noche de Héroes. Sonreír, una vez más, con Juan Valdivia, un dúo que ha cambiado los sapos y culebras de hace once años por la camaradería y el respeto, sin necesidad de alharacas. Ochenta y cinco mil asistentes pudieron constatar la conexión extrasensorial entre los cinco esforzados de la noche y, al mismo tiempo, la experimentada con el grupo en carne propia, tras un concierto lleno de magia.

La constante en esta gira, desde luego, ha sido la adoración colectiva. Recintos llenos y público entregado. Los momentos álgidos, sin duda, han sido México DF (la segunda fecha), Sevilla… y Valencia. Un concierto de este calibre necesitaba de muchas desgracias para fracasar. No llovió, no hubo problemas técnicos y los principales protagonistas se lo tomaron como una fiesta, incluso los más hieráticos, como Juan Valdivia.

La chispa

Ayer noche hubo muchas cosas que llegaron a destiempo, que no a deshora. Miles de coches, atascados en la entrada al circuito de Cheste. "La chispa adecuada", en el cierre del segundo bis, en vez de situarse en la conclusión del primero, que era lo habitual. Una vez más, fue la canción chamánica. Una que no se movió de sitio, pero que movió muchos corazones, fue "No más lágrimas" en el cierre del segmento del escenario B. En el pasillo, los dos Jorges y Mónica, de producción, cumplían por última vez el rito de cantar este tema a pleno pulmón.

Enrique Bunbury se emocionó antes del segundo bis, cuando sus compañeros se disponían a tocar "Tesoro", el tema favorito de Pedro Andreu. Y volvió a iluminar a Juan Valdivia en el cierre emotivo de "En brazos de la fiebre", antes de despedir por última vez a su audiencia devota con un haz de luz de 30 centímetros de diámetro y casi medio kilómetro de profundidad. Muchas caras de alegría desbordada, y de tristeza sin consuelo. La mentada luna lunera, colgada del cielo levantino, también dejó escapar alguna lagrimilla de plata. El telón cae para el grupo aragonés más grande de la historia. Veremos si esta vez es o no para siempre.

Etiquetas: