martes, 16 de octubre de 2007

La doctrina de Héroes sigue vigente

Crónica publicada el día 16/1210/2007 en El País


El grupo zaragozano volvió a deleitar a sus incondicionales en un memorable concierto en el estadio de La Romareda

JORGE OLIVA. Zaragoza.- Dos pantallas gigantes a pie de escenario se iluminan con un fondo marino, en el que se sobreimpresionan las sombras de Enrique Bunbury y Juan Valdivia, las almas de Héroes del Silencio. Suenan los primeros compases de "El estanque". Saltan las primeras lágrimas. Es una postal llena de simbolismo y tremendamente emotiva. El comienzo no puede ser mejor.

El concierto es una sucesión de grandes éxitos ("Deshacer el mundo", "Sirena Varada", "Opio"), que se saltean con alguna sorpresa. Es el caso de "Agosto" o de "Fuente esperanza". Bunbury está pletórico, se mueve en el escenario con una seguridad pasmosa y maneja al público con maestría.

Llega el turno del escenario situado entre el público. Suena la armónica de Enrique en el comienzo de "La herida" y, apenas interpretan "Héroe de Leyenda", Bunbury pide cinco minutos. Una inoportuna gripe al regresar de América lo tiene al borde del k.o.

Aerosol en mano, Bunbury y los suyos vuelven a escena. Su voz sigue funcionando. "No más lágrimas" cierra el set en el escenario central y conmociona. Bunbury parece desgarrarse en cada grito, en cada soflama? Su profesionalidad hercúlea, decía Heraldo de Aragón, superó todas las dificultades y permitió, como titulaba al día siguiente, pasar del suspense a la apoteosis.

"Nuestros nombres", "Oración", "Entre dos tierras", "Maldito duende", "Iberia sumergida" y "Avalancha" es la traca final. El espectáculo raya a gran altura. En los bises viejos temas sacian las demandas de los fans más exigentes. Para el resto, la explosión de humo y la lluvia de confeti en el final de "La chispa adecuada", es el momento más emotivo. Apenas hay lágrimas en las mejillas porque ya se derramaron todas. "En brazos de la fiebre", con Bunbury arrodillado iluminando a Valdivia con un foco, es la imagen de la deseada reconciliación del núcleo duro de Héroes del Silencio. No cabe más emoción ni más misticismo. Nada en Héroes ocurre porque sí.

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