domingo, 23 de septiembre de 2007

Con la épica de Héroes del Silencio

Crónica publicada el día 23/09/2007 en Clarín


En el arranque del festival se lució la banda española: buen rock y una magnífica puesta en escena.

SILVINA MARINO.- Feliz día de la primavera". Enrique Bunbury se suma a los saludos de estación, al frente de Héroes del Silencio, que funciona como apertura de la nueva "maratón del rock": el Pepsi Music.

Así, la primera fecha, con un único pero fuerte plato: el grupo de Zaragoza re-unido después de diez años, el mismo que despertaba y despierta pasiones dentro de su país, en el resto de Europa y, también, por estos pagos.

El show larga a las 21.15 con El estanque y es una sucesión de temas centrados en los cuatro discos de la banda + alguna rareza. Un greatest hits ejecutado con el profesionalismo de siempre pero exacerbado por los años que la banda estuvo separada.

¿Alguna similitud con el caso Soda Stereo? Puede ser: grupo que se une para tocar sin disco nuevo, dinero en juego, grandes expectativas. Y, por supuesto, el crecimiento de convocatoria cultivado por los años de ausencia: cuando Héroes tocó aquí en 1996 (Obras) fueron 5000 personas y este en el Club Ciudad hay más de 30 mil. Así y todo, el cantante recalca que Héroes es una "banda de pub: nos gusta la cerveza y tener a la gente bien cerca". Pues no es lo que sucede aquí: no hay alcohol y el público está desparramado por el predio. Igual disfruta. Porque el show no tiene fisuras. El buen sonido (aunque un poco bajo) y la solidez de la banda son el sostén, con el particular fraseo de Bunbury a la cabeza.

La diversidad de público (proveniente de tribus varias) es todo un emblema: la música de Héroes del Silencio fue influida por o influyó a ejemplos varios del rock nacional. De Soda Stereo (sobre todo, en la guitarra de Juan Valdivia) a Los Redondos (algún rasgo común), de La Renga a Pier (alguna herencia), de lo gótico a lo chabón. La banda de Bunbury es fiel a su sonoridad y espíritu épicos (canta: "las estrellas te iluminan, te sientes tan fuerte que nadie te puede tocar"), a su actitud arrogante. Y tiene con qué. Porque más allá de los buenos logros estrictamente musicales Héroes del Silencio ofrece una propuesta artística completa, basada en la magnífica puesta en escena: imágenes, luces, cambios de los integrantes del escenario a la pasarela. Y en esto, hay que destacar el papel de las cuatro pantallas en el frente, que suben y bajan y no se limitan a transmitir lo que pasa en el show sino que funcionan como su complemento. Y también el papel de las dos pantallas a los costados del escenario: aquí la propuesta es una proyección dentro de otra, con una imagen general como una pintura o un entramado arabesco y, en el centro, la imagen real de lo que ocurre en el Club Ciudad. Un cuadro dentro de otro.

Entre una lluvia de papel picado y bises, el público es precavido porque conoce el paño. Desde ahora, ya reclama "olé, olé, sólo te pido que se vuelvan a juntar". Por si acaso.

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